Grasas en la alimentación, ¿perjudicial o beneficioso?

No todas las grasas son iguales ni afectan al organismo de la misma forma, globalmente son útiles, y las hay muy saludables y necesarias.

Aguacate, fuente de grasas monoinsaturadas 

En general, el consumo de grasas puede aportar diferentes tipos de beneficios, y son convenientes para que el organismo funcione correctamente. Pero para poder aprovechar sus propiedades y eludir los riesgos, es necesario conocer qué tipo de grasa ingerimos, ya que dependiendo de cuál se trate, se podrá tomar en mayor o menor cantidad si se desea un estado de salud óptimo.

Tipos de grasas: insaturadas, saturadas y trans


De manera sencilla se pueden clasificar en tres grupos:

  • Insaturadas: saludables.
  • Saturadas: no saludables.
  • Grasas trans: no saludables. Son las más perjudiciales.

Las insaturadas se subdividen, a su vez, en:

  • Monoinsaturadas: muy beneficiosas.
  • Poliinsaturadas: beneficiosas.

Ácidos grasos poliinsaturados (AGPI): aceites esenciales Omega 3 y 6


Los ácidos grasos insaturados, también denominados grasas útiles, están constituidos por dos grupos: los ácidos grasos monoinsaturados y los poliinsaturados. A su vez, dentro de estos últimos están los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6, muy importantes por ser esenciales, es decir que el organismo no puede fabricarlos y deben ser suministrados a través de los alimentos.

Ácidos grados monoinsaturados (AGMI). ¿La grasa más saludable?


Parte de expertos en nutrición opinan que este tipo de grasa es la más saludable al reducir las lipoproteínas LDL o colesterol malo y, en cambio, elevar los niveles de lipoproteínas HDL o colesterol bueno.

Entre los alimentos que la contienen, están: aceite de oliva, frutos secos, semillas de lino y aguacates.

Alimentos con alto contenido en Omega 3 y Omega 6


Entre los alimentos que contienen el ácido graso esencial Omega 3, están: la soja, las semillas de lino, frutas, legumbres en general, pescados y mariscos.


                                                     
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Este tipo de grasa es muy beneficiosa para la salud por su contribución a mantener la sangre sin coágulos, impidiendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También es muy importante en el embarazo debido a su papel en el desarrollo del feto.

Su consumo es muy recomendado por médicos, especialistas y asociaciones del corazón o la arteriosclerosis de todo el mundo. Una particularidad radica en que disminuye el colesterol LDL o malo, pero no el colesterol HDL o bueno.

Por lo que respecta al ácido graso esencial Omega 6, se encuentra en los siguientes alimentos: aceite de oliva; semillas de sésamo, borraja y onagra; germen de trigo; verduras de hoja verde y pescado azul, entre otros.

Los ácidos grasos Omega 6, están compuestos, básicamente, por ácido linoleico y ácido gammalinoléico. Este último suele recomendarse para evitar el síndrome premenstrual de la mujer. Y en general posee efectos antiinflamatorios, además de ser beneficioso para la circulación sanguínea.

Su consumo reduce los niveles de los dos tipos de colesterol, HDL y LDL, bueno y malo respectivamente.

Grasas saturadas


Los ácidos grasos saturados son un tipo de grasa no saludable, ya que elevan los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre, por lo que hay que consumir con moderación.

Entre los alimentos que las contienen, están: carnes, huevos, embutidos y productos lácteos enteros.

La transformación de grasa insaturada a saturada: grasas trans (AGT)


El proceso para convertir a una grasa en trans, se basa en su hidrogenación. Es decir, los aceites vegetales, líquidos a temperatura ambiente, a través de la hidrogenación se solidifican convirtiéndose, por este proceso, en una grasa cremosa. Además, consiguen prolongar su vida útil. Ahora bien, menoscabando las propiedades de la grasa insaturada original y convirtiéndola en una grasa mucho más perjudicial que cualquier otra.

El doctor Jordi Merino, de la Unidad de Medicina Vascular y Metabolismo, Unidad de investigación en Lípidos y Arteriosclerosis del Hospital Universitari Sant Joan de Reus, destaca este tipo de grasas, junto con las saturadas, como enemigas de la alimentación. En cambio, aconseja, además del consumo de frutos secos de manera habitual, utilizar como principal fuente de grasa el aceite de oliva, que como se ha visto se trata de una grasa insaturada.

La ingestión de grasas trans contribuye a elevar los triglicéridos, las lipoproteínas LDL o colesterol malo, provocando el descenso de las lipoproteínas HDL o colesterol bueno. A este respecto la revista The New England Journal of Medicine, en un artículo de especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, indica que los ácidos grasos trans favorecen y aceleran la progresión de arteriosclerosis.

Los alimentos con alto contenido en grasas trans son: margarina, bollería industrial, comidas preparadas, manteca vegetal y cualquier otro que utilice estos productos para su elaboración.


Colesterol LDL y HDL


El colesterol es una sustancia serosa que interviene en la formación de las membranas, hormonas y en la digestión de las grasas. El cuerpo fábrica parte, y casi un tercio se obtiene con la alimentación. El colesterol circula por la sangre junto a proteínas y otras grasas, formando las lipoproteínas LDL y HDL.

Las LDL o colesterol malo, como se conoce popularmente, es el responsable de la acumulación de grasas en las arterías. En cambio las HDL o colesterol bueno, conduce al colesterol desde las células periféricas hasta el hígado, evitando de esa forma que se acumule en los vasos sanguíneos.

En la alimentación solo encontramos colesterol en productos animales o derivados, como la mantequilla, nata, yema de huevo, carnes y embutidos, entre otros.

Ante todo esto mucha gente se pregunta qué dieta llevar. Estudios científicos y autoridades sanitarias como la OMS, afirman que el mejor patrón de alimentación equilibrada es la Dieta Mediterránea, en la que abundan frutas y verduras frescas, aceite de oliva, frutos secos, pescado y féculas integrales como pan, pasta, arroz y legumbres.

Y en lo que respecta a las grasas, parece ser que no hay que temerlas en exceso, ya que no todas son negativas para la salud, al contrario, y como se ha visto, algunas de ellas son recomendables y esenciales.




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